- Michael Worm
Amor para ti, claves para quererte más
En la Biblia, es una de las frases esenciales: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. La mayoría de las veces la atención permanece en el moralizador dedo índice de la primera parte de la frase, y casi no se lee el no menos importante mensaje: “… como a ti mismo”. Posiblemente, se lee poco esta parte de la frase porque nos cuesta mucho trabajo estar en resonancia con ello, es decir, amarnos a nosotros mismos. ¿O acaso lo hacemos en realidad? ¿No confundimos todavía amor propio con egoísmo y narcisismo?
Ya es tiempo de entender que el amor propio o autoestima es parte de una sana “conciencia del yo”, y es la base de cualquier forma de amor. Para una comprensión profunda, me permito formular la frase bíblica de otra manera: “Ámate a ti mismo, y entonces amarás a tu prójimo”. Pues ¿cómo se ha de compartir algo, que no se posee ni siquiera dentro de uno mismo, con otros seres humanos? El amor propio no tiene nada que ver con un exagerado egocentrismo, sino mucho más con un trato atento y amistoso con uno mismo. Con la relación hacia nosotros mismos creamos nuestras vidas.

Si tú te tratas a ti mismo/misma de manera estricta y dura, tu vida se sentirá como una lucha constante, forzada. Posiblemente apoyada por la creencia de que la felicidad, el reconocimiento y el éxito se deben ganar con duras penas, y que la vida es injusta. Lo das todo en el trabajo, rebasas frecuentemente tus propios límites de rendimiento, con una perfección autoimpuesta. Te cuesta mucho trabajo decir que “NO” y te topas una y otra vez con gente que te utiliza. En la Sociedad te gusta estar en el centro de atención y buscas reconocimiento. Eres crítico con tu aspecto físico y con tu cuerpo. Al hacer deporte, te llevas contigo tu manera tensa y entras automáticamente en el “modo de competición” contigo mismo. Tus relaciones también se configuran siempre se manera difícil, porque siempre atraes la pareja inadecuada…
Nuestros pensamientos críticos, nuestras constantes evaluaciones y creencias surten efecto sobre nuestra vida entera. Ellos crean el “clima interior” en nosotros, en la energía que irradiamos y en la realidad en que vivimos. ¿Cuánto silencio y paz interior hay en nosotros? ¿Con cuánta serenidad aceptamos las cosas tal como son? ¿Cuánta valentía tenemos dentro de nosotros para cambiar eso que no nos gusta? ¿Cuánta paciencia y comprensión tenemos frente a nosotros mismos y cómo de bien podemos perdonarnos? ¿Cómo de satisfechos y libres o cómo de necesitados y dependientes somos? ¿Con qué actitud tratamos a otras personas? Si llevamos dentro de nosotros rechazo y autocrítica, ¿qué tipo de pareja vamos a atraer entonces? Y ¿cómo hemos de poder aceptar a nuestras parejas, tal como son?

Las expectativas en las relaciones son siempre el comienzo del final. Nadie, excepto nosotros mismos, es responsable de nuestra felicidad.
La capacidad de amar de verdad se da únicamente a través de la capacidad de la autoestima. Y ésta, a veces, se debe en verdad aprender, despertar y practicar. Algunas sugerencias para la toma de conciencia y para un mejor trato hacia uno mismo son: presta atención a tus pensamientos, a tu “clima interior” y destierra a ese eterno crítico, enjuiciador y pesimista dentro de ti. En vez de criticarte, halágate cada vez que hayas logrado algo ¡Sé siempre tu propio mejor amigo o amiga! Sé fiel hacia ti mismo/misma en cada situación, sé fiel a tus necesidades, igual lo que piensen los demás. Practica decir “No” en momentos importantes y con ello decirte “Sí” a ti mismo/misma. Cambia o termina la relación con aquellas personas que constantemente te roban la energía. Acepta tus debilidades y tus miedos, pues cada ser humano los tiene.
Regálate una risa cuando quieras ser perfecto. Aliméntate bien y de manera consciente. Pon atención a tu cuerpo y disfruta de moverte. Toma tiempo para ti y también para para relajarte lo suficiente y dormir bastante. Vive y ama tus capacidades y tus sueños.
Tú tienes siempre la elección. Si pones mayor atención a tu “clima interior” tu vida cambiará. Lo vas a irradiar. Tus relaciones van a cambiar. No de la noche a la mañana, pero poco a poco, con el tiempo. El amor propio es un viaje hacia ti mismo/misma, hacia tu conexión con tu verdadero hogar. Ésta comienza con tus pensamientos y culmina con tus actos. Si ahora mismo estás solo o sola en tu vida, si puedes disfrutar de tu propia presencia y conexión con la totalidad, y eres un buen amigo o amiga para ti, entonces las oportunidades de atraer a otras personas que también han superado el “principio de carencia”, son grandes.
En caso de que te estés separando, tu amor propio o autoestima es más valiosa que nunca, para serte fiel a ti, para poder soltar y poder andar solo o sola por tu nuevo camino, ya que nadie mejor que tú sabe en donde están tus campos de fuerza, tus fuentes de energía, y qué es realmente bueno para ti.
Y si estás en una relación, altas son las probabilidades de que el amor experimente una cualidad completamente nueva, pues con la conciencia de que tu pareja ya no es más el o la responsable de hacerte feliz, abres la puerta y el espacio para el amor verdadero. Es entonces cuando comienza la verdadera aventura.
El amor propio no es un sustituto para el amor hacia otra persona. Éste condiciona al otro. Tu “Sí” hacia ti mismo/misma es un “Sí” hacia tu vida, hacia las demás personas. Si tú llevas la plenitud dentro de ti, entonces puedes irradiarla y compartirla. O dicho de otra manera: Ámate a ti mismo y entonces amarás a tus semejantes.